Cada mañana Manuel se despertaba a las 6.40. Tardaba quince minutos en levantarse de la cama, poco más en asearse, salir de casa e ir a coger el autobús. Se subía al vehículo a las 7.34, y desde ese momento no pensaba nada más que en el autobús de vuelta a las 18.38, a la […]